En cada respiro de vida, en cada susurro del viento, en cada latido de mi corazón, te reconozco como la presencia constante que sostiene mi existencia. Has sido la luz en mis momentos de oscuridad, el consuelo en mi dolor y la fuerza en mi debilidad.
Gracias por ser el soplo de Dios que renueva mi espíritu y por guiarme con paciencia y amor infinito. En medio de la confusión, tu sabiduría me ha orientado hacia la verdad. En tiempos de incertidumbre, tu paz ha sido mi refugio seguro.
Te dedico cada palabra de este libro, cada pensamiento y cada inspiración, sabiendo que, sin tu presencia, todo esfuerzo sería en vano. Que este humilde tributo refleje una pequeña porción de la grandeza de tu obra en mi vida y en el mundo.
*******
Sea toda la gloria y el honor, ahora y por siempre, para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que juntos nos transforman, nos empoderan y nos llenan de gracia.
*******
LIBRO