Hoy tuve el privilegio de estar presente en una Iglesia Cristiana que despedía a un pastor que había estado sirviendo allí por alrededor de 14 años. Lo despedían para enviarlo a otra iglesia donde tienen la necesidad de un pastor con sus características. ‘La mies es mucha pero los obreros son pocos’, frase que proviene de un pasaje bíblico en el Evangelio de Mateo, capítulo 9, versículo 37. En este pasaje, Jesús está hablando con sus discípulos sobre la necesidad de llevar el mensaje del evangelio a las personas que necesitan escucharlo y ser guiadas hacia Dios. La frase hace referencia a la situación en la que hay una gran cantidad de personas que necesitan recibir el mensaje de salvación, simbolizada por la ‘mies’, que representa la cosecha de almas lista para ser recolectada. Sin embargo, Jesús señala que hay pocos ‘obreros’, es decir, discípulos y seguidores suyos que estén dispuestos a compartir el evangelio y llevar a cabo la obra de Dios
Uno de los hermanos de la iglesia, que estaba realizando la despedida, le llamó, al Pastor que partía, “hombre de Dios”, y me hizo pensar, en que no existe alago más grande, en este mundo, que ser llamado: “Un hombre de Dios”. Especialmente si nos ponemos a pensar en lo que implica:
- Relación con Dios: Un hombre de Dios tiene una relación personal y espiritual con Dios. Busca conocer a Dios, hablar con Él a través de la oración y estudiar Su Palabra (la Biblia) para entender Su voluntad y recibir dirección en su vida.
- Obediencia y sumisión: Un hombre de Dios se somete a la voluntad de Dios y busca obedecer Sus mandamientos. Reconoce que Dios es el Señor de su vida y está dispuesto a seguirlo en todas las áreas de su existencia.
- Integridad y rectitud: Un hombre de Dios es íntegro y busca vivir una vida justa y recta delante de Dios y de los demás. Sus acciones y decisiones reflejan los valores y principios de Dios.
- Amor y compasión: Un hombre de Dios demuestra amor y compasión hacia los demás. Se preocupa por las necesidades de los demás y busca ayudar y bendecir a quienes le rodean.
- Valentía y firmeza: Un hombre de Dios es valiente y firme en su fe. No se deja intimidar por las adversidades o la oposición, sino que confía en la fortaleza y el poder de Dios.
- Testimonio y ejemplo: Un hombre de Dios es un testimonio vivo del poder transformador de Dios en su vida. Su ejemplo inspira a otros a seguir a Dios y a buscar una relación genuina con Él.
Un pastor, también conocido como ministro, anciano o líder de la iglesia, Bíblicamente hablando debe cumplir con varias características y responsabilidades:
- Vocación y Llamado: Un pastor debe sentir un llamado de Dios para servir en el ministerio y ser consciente de que es Dios quien le ha designado para esta tarea (Hebreos 5:4).
- Fidelidad y Sana Doctrina: El pastor debe ser fiel a las enseñanzas bíblicas y tener un sólido conocimiento y entendimiento de la Palabra de Dios. Debe enseñar y predicar la verdad de acuerdo con las Escrituras (1 Timoteo 4:6, 2 Timoteo 2:15, Tito 1:9).
- Buen ejemplo de Vida: Un pastor debe ser un modelo a seguir para la congregación en su conducta, carácter y vida cristiana. Debe vivir de manera justa, piadosa y humilde (1 Timoteo 3:2-7, Tito 1:7-9, 1 Pedro 5:3).
- Cuidado y Pastoreo del Rebaño: El pastor debe cuidar, guiar y pastorear a la congregación, brindando apoyo espiritual, aliento y consejo a los miembros (Juan 21:15-17, 1 Pedro 5:2-4).
- Amar a las Personas: El pastor debe tener un corazón compasivo y amoroso hacia las personas a las que sirve, demostrando cuidado y preocupación genuina por sus necesidades espirituales y emocionales (Juan 10:14-15, 1 Tesalonicenses 2:7-8).
- Liderazgo Sabio: Un pastor debe ejercer un liderazgo sabio y prudente, tomando decisiones guiadas por el Espíritu Santo para el bienestar de la iglesia y el cumplimiento de la voluntad de Dios (1 Timoteo 5:17, Hebreos 13:17).
- Humildad y Servicio: El pastor debe ser humilde y servicial, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, quien vino a servir y no a ser servido. Debe estar dispuesto a servir a los demás y a sacrificar sus propios intereses (Marcos 10:42-45, Filipenses 2:3-4).
- Capacidad para Enseñar: Un pastor debe ser apto para enseñar y comunicar efectivamente las verdades bíblicas, para que los miembros de la congregación puedan crecer en su fe y conocimiento de Dios (2 Timoteo 2:24, Tito 2:1-10).
El pastor que hoy partía, finalizó su presentación recordándonos que nadie es perfecto, y todos los pastores deben depender de la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo para cumplir con sus responsabilidades de manera fiel y efectiva.
FIN