«Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.» (1 Corintios 13:1-3 (NVI))
Este pasaje enfatiza que todas las habilidades, conocimientos y acciones religiosas carecen de significado verdadero si no están motivadas y fundamentadas en el amor genuino hacia Dios y hacia los demás. El amor es el fundamento de la vida cristiana y la base de todas las relaciones y actos de servicio.
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Para complementar sírvase ver el siguiente vídeo, nos muestra que en medio de las páginas impresas, en un rincón de letras y versos enmarcados, habita un hombre cuya alma se embelesa entre libros y conocimientos. Día y noche se sumerge en meditaciones, hilvana dichos sabios y recita dulces poemas. Su sed de sabiduría es inagotable, y la lectura se convierte en su pasión más ardiente, mientras que la pluma es su fiel aliada. Sin embargo, entre todas estas letras brillantes, se ha perdido en un laberinto de conocimiento y ha dejado atrás su misión original. En su búsqueda por lo divino, ha olvidado la esencia más pura: el amor. Este poema es una confesión sincera, un clamor por redescubrir el propósito genuino y restaurar el corazón en la guía del perdón y el amor verdadero.
EMBELEZADO – UNA REFLEXIÓN SOBRE LA IDOLATRÍA AL CONOCIMIENTO
FIN